sábado, 14 de abril de 2012

España, ¿un país de pesadillas?

Este país está en coma.
Ni en el mejor y más irónico de mis sueños hubiera imaginado el titular que he leído hoy en el que informaba que el Rey había sido operando de una cadera tras caerse en la importantísima misión diplomática de cazar elefantes en Botsuana.
En un  momento en que está en juego los servicios más básicos de este país: educación, sanidad, dependencia, el Rey dispone de aviones privados y clínicas privadas (que pagamos a escote, no se nos olvide) y tiene la “pedagógica” afición de matar elefantes. Y eso, pocos días después de saber que su mujer e hija consideran “cosas de críos” que su nieto, con 13 años coja una escopeta y se pegue, de forma accidental, un tiro en el pie. Y no sé si será cosas de críos o no, lo que sí sé es que las leyes españolas que permiten a la Casa Real vivir como Reyes –en el más amplio sentido de la acepción-, lo consideran ilegal. Ahora bien, procedo a coger una silla, por si las varices me matan, para ver si se denuncia semejante ilegalidad.
¡Viva la República!
Nos quedaremos sin educación pública, sin universidades, sin sanidad pública, universal y gratuita. Los dependientes sobrevivirán como puedan y el derecho de reunión y manifestación habrá que maquillarlo en sesiones de té agrio para que una caterva de polis rabiosos no use las porras como arma de aliviar tensiones.
Y, además, pagando favores pretéritos a empresas, religiones y colegas que sostuvieron la falacia en los tiempos de oposición del PP.
Que España es súbdita de Europa y de los mercados ya venía de antes, no nos vamos a engañar. Pero es que ahora también lo es del Opus Dei (no en vano en Cantabria se detraerán fondos a los colegios públicos para el concierto fraudulento de un colegio que separa a niños y niñas), de Intereconomía, de la Iglesia de Rouco, de la misa de Pascual de TVE2, de Merkel , de un Presidente del Gobierno que miente sin rubor y cuya cobardía ha dado ya la vuelta al mundo y  hasta del mismísimo Sursum Corda .
Estamos ante un Gobierno que no sólo no busca crear empleo, sino que busca la destrucción del poco existente y el abaratamiento, hasta precios de saldo, de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, estudiantes, mujeres y todo humano viviente que no acuda semanalmente a misa de 12 y beba jugos de gaviota concentrados. Quien se atreve a hablar de que hay que trabajar más por menos sueldo, jamás cotizó en empresa alguna. Quien habla de paz, vendía bombas de racimo. Quien se arroga la capacidad de sacar la economía del país adelante, hundió la economía mundial en Lehman Brothers, quien tenía apariciones “Jaguarianas” en su garaje, ordena pagar por las recetas a quien ya paga por tener Seguridad Social y el ‘progre’ de la ‘cuchipandi’  otorga certificados de ‘hembricidad’ dependiendo de si se tiene  hijos o no.
Es un gobierno de sainete, de vergüenza propia y ajena. No es extraño que suba la prima de riesgo o el riesgo de la prima y que los mercados acusen agujetas de tanto reírse de este páis.
Nunca fue tan cierto eso de que ‘tenemos lo que nos hemos buscado’. Menos mal que, pese a quien pese, este es un mal que puede durar cuatro años. O menos.